miércoles, 24 de noviembre de 2010

Construir y desconstruir

La violencia ejercida contra las mujeres es un fenómeno universal, y ha estado presente a lo largo de la historia. Ha sido aceptada, tolerada y normalizada, social y jurídicamente. La violencia machista, lejos de desaparecer, la sufren mujeres de toda edad, de todas las nacionalidades, las económicamente más fuertes y las más desfavorecidas. Y la padecen tanto en el ámbito privado como en el público.
Las voces denunciando esta violencia vienen de lejos. Christine de Pizan, ya en 1405 en su obra 'La ciudad de las Damas', condenaba la existencia de malos tratos a mujeres. Flora Tristán sufrió malos tratos y sobrevivió al intento de asesinato por parte de su marido. En su obra 'La unión obrera' (1843) describió las condiciones de vida del proletariado francés de su época y afirmó que la desigualdad sexual siempre genera violencia en el hogar.
Años, siglos, han tenido que pasar hasta que en 1984 La ONU declaró «la violencia contra las mujeres como el crimen más numeroso del mundo», y la definió, en 1995, como «todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tiene como resultado posible o real un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico en las mujeres, incluidas las amenazas de tales actos, la coacción o la privación de libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada».
La incansable lucha de los movimientos de mujeres y de las organizaciones por los derechos humanos ha conseguido sacar a la luz la violencia hacia las mujeres, considerándola la consecuencia más grave de la desigualdad entre hombres y mujeres y la expresión más dramática de un sistema de poder, el patriarcado
La lista de agravios contra las mujeres es larga : la trata, el acoso sexual, la violación, la mutilación genital, el homicidio relacionado con la dote, los asesinatos por cuestiones de honor, el infanticidio femenino y el feminicidio, son algunas de sus manifestaciones. Según datos recogidos en el Informe Mundial sobre violencia y salud (2003), en Australia, Canada, Estados Unidos, Israel y Sudáfrica entre el 40% y 70% de mujeres víctimas de homicidio lo fueron por sus maridos y sus novios y, frecuentemente, en un contexto de maltrato continuado. En Latinoamérica y el Caribe los datos son todavía más desoladores. En Ciudad Juárez (México) cada año más de 400 mujeres jóvenes son secuestradas, violadas, y brutalmente asesinadas. Los autores de tales crímenes gozan de total impunidad.
En España, según el Informe anual del Observatorio Estatal contra la violencia de Género (2009), el número de mujeres asesinadas no da tregua. Durante este año son ya 70. Además, hay muchas mujeres que no aparecen en las estadísticas pero que viven gravísimas situaciones de discapacidad después de un episodio de violencia machista: tetraplejia, invidencia, quemaduras en rostro y cuerpo. Las consecuencias de estas situaciones son devastadoras, muchas de ellas acaban en suicidios.
Vivimos en un contexto de crisis sistémica cuyos efectos más inmediatos se están dejando sentir con toda crudeza en la vida de las mujeres. El número de personas en situación de extrema pobreza en el mundo aumentará de 55 a 90 millones. Unos 100 millones de mujeres y niñas en todo el mundo están empleadas en el trabajo informal y precario, y todas ellas con bajos salarios, sin derechos ni cobertura social. Aumentan también la explotación y el comercio sexual. La crisis está produciendo, además, un giro conservador y un reforzamiento de los estereotipos tanto en el ámbito laboral como en el doméstico.
Las medidas que se toman desde los gobiernos para resolver la crisis son contrarias, en muchos casos, a la igualdad proclamada como ineludible para alcanzar el progreso social. También existe violencia gubernamental hacia las mujeres cuando se suprimen inversiones públicas, Institutos de la Mujer, cuando se aplazan leyes como la ampliación del permiso de paternidad, o medidas para el fomento de la corresponsabilidad, con el perverso argumento de considerar que las políticas de igualdad son un lujo para épocas de bonanza, pero que no se deben sufragar en épocas de crisis.
Ahora bien, afortunadamente, la percepción social sobre la violencia hacia las mujeres ha cambiado. Sin embargo, las estadísticas de mujeres asesinadas cada año, los mitos que se generan sobre las denuncias falsas, las sentencias reaccionarias de algunos jueces y juezas, manifiestan que el camino para construir una sociedad igualitaria es largo.
La herramienta básica para transformar la actual sociedad patriarcal en una sociedad igualitaria y libre es la educación. La familia y la escuela tienen un papel fundamental en la prevención de la violencia, en la modificación de los prejuicios sexistas y en la resolución no violenta de los conflictos
Para acabar con el terrorismo machista que arrebata la vida de numerosas mujeres cada año y deja a muchas en una situación de discapacidad irreversible, para erradicar todas las formas de violencia que se ejercen socialmente sobre las mujeres, (imposiciones de un modelo de belleza, de un modo de ser, de vestir, de amar, de vivir) es necesaria la educación. Necesitamos medidas educativas y campañas institucionales de prevención, para ello es imprescindible inversión pública en formación de padres, madres y profesorado, también es necesario el compromiso de los medios de comunicación. No olvidemos que debemos de tratar de desconstruir tópicos y construir una sociedad basada en el respeto, la justicia y la libertad.
Alicia Poza Sebastián (La verdad de Murcia, 24 de noviembre de 2010)

Si tienes un empleo público, este fin de año, no te pases en tus previsiones de gasto

Cuando llegan estas fechas, solemos hacer listas de regalos y programamos gastos extras para comidas y viajes. Pero este año hemos llevar cuidado. Debemos saber que la paga extra, con la que siempre contamos, viene disminuida.

Para hacernos más llevadera la rebaja salarial decretada en mayo, esta se ha concentrado, en mayor medida, en la paga extra, por lo que su bajada es proporcionalmente mayor a la que se nos aplica, mes a mes, desde la aprobación de los recortes.

Por ello, además de la rebaja mensual de nuestro sueldo base y trienios, según grupos, y del 5%, de media, que nos quitaron en los complementos retributivos, la paga extra de diciembre se verá reducida, de forma importante, en su parte correspondiente a sueldo base y trienios.

Sólo en la parte correspondiente a sueldo base, la reducción será desde 537.68 €, para el grupo A1, descendiendo en los demás, hasta el antiguo grupo E que no sufrirá descuentos en este apartado (que sí en los correspondientes a los complementos).

Además se rebaja la cuantía correspondiente a los trienios, desde 20.67 € por cada trienio del grupo A1, bajando por grupos, de igual manera que la parte correspondiente al sueldo. Con más antigüedad, pues, mayor será la reducción.

Así que las rebajas en la paga extra, respecto a la de junio, pueden perfectamente llegar y sobrepasar los 1000 €, en el caso del grupo A1, o los 300 €, en el caso del grupo C1, por poner dos ejemplos. Todo esto dependiendo siempre de la antigüedad y de los otros complementos retributivos (específico, destino, productividad…).

Pero no sólo tienes que contar con una paga extra recortada, sino que has de contar con que el año que viene, se nos mantienen los salarios de este semestre, es decir, comenzamos el año con una media global de un 5% menos que el año pasado.

Una difícil cuesta de enero, teniendo en cuenta que el último índice interanual de precios, nos da un aumento del 2.3%. Es decir, para el año 2011, el personal empleado público, globalmente considerado, perderá por encima del 7% en su capacidad adquisitiva.

No por haberlo repetido en muchas ocasiones, hemos de dejar de decirlo: el personal empleado público no se enriqueció en los años de las vacas gordas, es más, perdió poder adquisitivo.

Tampoco provocó la crisis, pues no se dedicaba a especular con el suelo, ni a construir, ni a invertir en bonos basura... Y tampoco ha pedido rescates millonarios para seguir funcionando, obligando a los estados a endeudarse, ni ahora quieren enriquecerse con la subida de intereses que tienen que pagar determinados países como Irlanda, poniéndolos al borde de la ruina.

El personal empleado público lo único que hace, en la medida de sus posibilidades, es asegurar que los servicios públicos funcionen. Que los derechos sociales de la ciudadanía puedan ser disfrutados.

Seguiremos haciéndolo y, por favor, no nos utilicen más para hacer demagogia o enfrentarnos al resto de personas trabajadoras. Los recortes que nos aplican, son los que también han impuesto, con la reforma laboral, en el sector privado: recortes salariales, incumplimiento de acuerdos, despidos… La sumisión que nos piden, es la que quieren para el conjunto de la clase trabajadora.

Cuando, en mayo, se hicieron públicos los recortes, muchos salimos a la calle para denunciarlos como injustos y paramos en la huelga del 8 de junio. En esos recortes estaba la reducción de la paga de diciembre.

La congelación de los salarios, ya reducidos, para el 2011 no puede significar nuestra parálisis. Mientras callemos, tendrán las manos libres para seguir haciendo del personal empleado público un monigote sobre el que descargar todos los palos.

Toni Carrasco.